El pasado fin de semana, mi hijo mayor de 10 años y yo lo pasamos en Londres.

Fue el regalo familiar para su último cumpleaños. Queríamos que este 10º aniversario fuera especial. Y decidimos que para cada uno de nuestros hijos, cuando cumplieran esta bonita cifra, les obsequiaríamos con algo especial para hacer con uno de nosotros, su padre o yo, en exclusiva. A veces nuestros hijos necesitan toda nuestra atención dirigida solamente a uno de ellos.

Londres es una ciudad preciosa, impactante, bulliciosa, divertida, colorida, multirracial y un sinfín de calificativos más que nos hicieron decantarnos por esta elección. Pero principalmente fue porque él había manifestado interés por conocer la ciudad, así como por volver a hacer un viaje en avión. 

Su interés por Londres probablemente está influenciado por mí.

Para mi es una ciudad especial, con 15 años la descubrí y me enamoró. He tenido la gran suerte de visitarla a menudo y nunca me defrauda.

En fin, si estáis pensando visitar Londres con vuestros hijos os dejo el recorrido que hicimos así como algunos consejos o recomendaciones que os pueden ser útiles.

Llegada a Londres

Lo principal es pensar que vamos con niños y que aunque hay formas más baratas de llegar a Londres, hemos de primar las más rápidas. Siempre valorando calidad/precio.

Nosotros volamos a Gatwick y allí cogimos el Gatwick Express. Aunque es caro, te aseguras que estás sentado 30 minutos en un tren que te deja en el centro de Londres. Si vas en autobús, es probable que tu llegada al centro se te haga eterna, lo mismo que si coges un taxi. El tráfico hasta el centro de Londres es increíble.

Si una vez llegas al centro, en nuestro caso a la estación de Victoria (si vienes de otro aeropuerto puede ser otra estación de tren) has de coger autobús o metro, has de haber decidido con antelación que utilizarás si Travelcard, o Oyster o comprarás billetes para cada trayecto.


Mi recomendación es utilizar Oyster

La Oyster es una tarjeta prepago que vas cargando de dinero y te va descontando los viajes a medida que los vas haciendo, ya que marcas la entrada y la salida en el metro y sólo la entrada en los autobuses. Además tienen algún sistema de zonas o tarifario por horas y yo me fijé que no me cobraba todos los trayectos aunque no encontré correlación.
Los niños hasta 11 años no pagan si van acompañados de un adulto y de 11 a 15 pagan poco. 

Ahora dicen que con una tarjeta bancaria contacless, también puedes viajar como si fuera una Oyster, pero debe funcionar solo con las de UK, ya que mis tarjetas no funcionaban.

Las máquinas de la estación de Victoria tienen siempre una gran cola, pero eso ocurre sobretodo con las primeras que te encuentras al entrar de la estación de tren a la de metro. Si caminas un poquito más, encuentras más taquillas que seguramente tendrán menos cola. Si decides ir en Autobús, te recomiendo que igualmente vayas a comprar la Oyster, porque muchos conductores no te van a vender el billete.

Va bien saber todo esto, y tenerlo claro porque aunque yo tenía idea, no era para nada mi primera vez, mi hijo y yo acabamos yendo en Taxi al hotel, ya que no quise hacer la larga cola, el conductor del autobús no me vendió el billete y no pensé en ir a buscar otras taquillas. Pero no hay mal que por bien no venga, él quería subir en el típico taxi londinense, así que ya lo hicimos.

La Oyster la compré más tarde en otra parada de metro menos concurrida donde no tuve que hacer cola.

Finalmente llegamos al Hotel sobre las 19.30 hora londinense. Hotel situado en Edgware Road, a pocos metros de Marble Arch. Bastante buena localización, ya que tienes la línea District and Circle al lado.

Primera Noche

Tras dejar las maletas en el hotel, cogimos el metro y nos fuimos hacia el centro. Nuestra primera parada fue Piccadilly Circus. Ver las grandes pantallas iluminadas de noche produce gran impacto. Aunque difícil hacer una foto decente a esas horas de la noche y con esas pantallas proyectando tal cantidad de luz.

Estábamos hambrientos así que bajamos caminando de Piccadilly hasta Trafalgar Square y admiramos la bonita vista del Big Ben entre los leones de la columna de Nelson.

Al lado de Trafalgar hay un italiano llamado Prezzo, es una cadena y hay muchas en Londres. Cenamos por unas 25 libras.

En Charing Cross cogimos el metro de vuelta hacia el Hotel, el pobre estaba reventado... y yo también.


Segundo día

Nos levantamos pronto, el desayuno se servía entre las 7 y las 9.30. Queríamos estar en nuestro primer destino a las 10.00 así que antes de las 9.00 estábamos duchados y empezando a desayunar.

Mi recomendación es coger un hotel con desayuno incluido. Según en que zona estés te puede costar encontrar un sitio donde desayunar decentemente y sin que te salga más caro que comer. Nosotros fuimos a un hotel modesto que reservé por Booking, pero el requisito era que tuviera desayuno incluido, y los comentarios de la gente respecto al hotel, eran buenos sobretodo respecto a este tema.


Además de tostadas, cereales, zumos, etc.. tenías la opción de pedir desayuno continental con huevos duros y queso o Desayuno Full English Breakfast (huevos, salchichas, bacon, judías…) Si he de poner alguna pega, el café, que era soluble.

Bajamos caminando hasta Marble Arch y cogimos el autobús 74 que nos llevó al Museo de Historia Natural.


Mi hijo, como muchos niños de su edad, es un apasionado y un gran entendido en dinosaurios. Así que era el sitio ideal para visitar. Pasamos alrededor de 3 horas paseando por el museo que es espectacular, tanto el edificio como la exposición. Él era el que me iba explicando todo lo que veíamos a mi y no al revés.

Además de la zona específica de dinosaurios hay una zona del mundo animal y otra exclusiva de  mamíferos donde puedes observar muchísimos animales a tamaño natural, disecados, claro está.

También está la zona de la tierra donde te explica entre muchos otros fenómenos, los terremotos o los volcanes.
No dejéis de tomar un dulce en la cafetería y de admirar el esqueleto de dinosaurio del Hall, que recuerda a la película noche en el museo. Ah! y como dato de interés, este esqueleto será substituido por el de la ballena en el 2017.

Salimos del museo y cogimos el metro rumbo a Portobello Road, donde pasemos un rato por el mercadillo, admirando tanto las antigüedades como la música en vivo como la gente pintoresca o puestos de comida.


Ah! Y nos topamos sin querer con la puerta de la casa de Hugh Grant en la película Notting Hill.


Aunque en un primer momento tenía pensado comprar comida en el mercadillo y comerla paseando, finalmente nos subimos al autobús y fuimos a Oxford Circus. Allí entramos en otro restaurante italiano llamado Remo. Donde comimos él una pizza y yo un panini (25 libras). Allí aproveché para consultar en Internet varios sitios donde quería ir. No os preocupéis porque en Londres hay wifi en todas partes.

Bajando por Regent Street nos encontramos con la famosa y gigante Juguetería Hamleys.. bueno… esto sí que fue un exitazo… aunque sea muy bonita, muy llamativa y muy colorida, hay que ponerse en la piel de un niño para entender porque pasamos tanto rato en ella y porque volvimos al día siguiente….

6 plantas de juguetería, con muchísimos empleados que están continuamente estimulándote con demostraciones de los juguetes.

Tras sacarlo casi a rastras, pasamos de nuevo por Piccadilly básicamente para coger el metro pero aprovechamos para hacernos unas 300 fotos con el paloselfie, intentando enganchar el anuncio de Coca Cola a nuestras espaldas.

El siguiente destino fue el maravilloso Puente de la Torre y la Torre de Londres.


Aunque no hicimos la visita al interior de la torre ni a la colección de joyas, por horario ya no nos daba tiempo. Lo que sí hicimos y durante un buen rato, fue contemplar esta maravilla de puente y hacernos otras 200 fotos.

Este es mi lugar favorito de Londres, y a mi hijo le encantó.

Como final del día, cogimos el metro y bajamos en Kings Cross para visitar el andén 9 ¾ de Harry Potter, aunque para nada nos quedamos a hacer la cola para la foto ya que él compartió conmigo la opinión de que un carrito pegado a la pared del vestíbulo de la estación (ni siquiera entre las plataformas 9 y 10), no era tan valioso como para la hora y media de cola que se debía haber, aunque sí para una foto “normalita”…

Finalmente cogimos un autobús y volvimos al hotel, comprando antes de llegar unas hamburguesas  y unas manzanas que nos comimos sentados exhaustos en las camas… mientras veíamos un rato la tele.

El domingo tocaba Cambio de Guardia, ya que a partir de octubre no es cada día, sino en días alternos.
Aunque el cambio de guardia "típico" se produce tras los barrotes, dentro del Buckingham, si no se puede llegar con 2 horas de antelación para estar en primera fila, no pasa nada, ya que los guardias que van a relevar a los que están dentro, vienen formando desde un edificio que se encuentra fuera y los ves venir por la avenida. Desde ahí los vimos nosotros.



Del Palacio al Big Ben, es bonito pasear por St. James Park, es un corto paseo por donde se puede disfrutar de patos y sobretodo de ardillas. Éstas están muy acostumbradas a las personas y se acercan si vas con cuidado.



Llegamos al Big Ben y se quedó con la boca abierta. Hicimos otras 200 fotos, desde muchos ángulos.
Mientras estábamos contemplándolo, él, que le encanta consultar la wikipedia, me contó que la Torre del Reloj no se llama Big Ben, que lo que se llama así es la campaña que da las horas. La torre se llama Elizabeth Tower desde 2012, antes Clock Tower.



El siguiente destino en el itinerario fue el Hyde Park y Kensington Gardens. Mi hijo esperaba encontrar el punto exacto donde se rodó la escena de Pixels, película de Adam Sandler estrenada este año, pero resulto complicado y en Internet no encontramos referencias.

Paseamos, charlamos, nos hicimos fotos y comimos en el Lido Bar. En él disfrutamos de unos platos muy British, Fish and Chips para él y Sopa, queso y pan para mi, (de nuevo unas 25 libras).


Para finalizar el recorrido, compramos té para mi amiga Marta en la famosa Fortnum & Mason, muy recomendable darse una vuelta por esta preciosa tienda. Volvimos a la Juguetería Hamleys porque le había encantado y queríamos comprar algún regalo y compramos camisas para papá en una tienda que tiene muy buena calidad y muy buenos precios, y más para ser Londres. Se llama Charles Tyrwhitt, y se encuentra también en Regent Street.

Bajamos de nuevo hasta Trafalgar Square para fotografiar la fantástica vista del Big Ben tras la Columna de Nelson y cogimos el metro hacia Victoria para empezar nuestro camino de regreso a casa.


Como último aviso, más que consejo o recomendación, en Victoria, donde empezamos el día antes de ir al cambio de guardia, nos costó 11 libras por maleta dejarlas en consigna. No sé a vosotros, pero a mi me pareció una brutalidad... :-)

Y esto es todo, espero que os haya resultado interesante y os pueda servir de guía si algún día visitáis la capital de UK con vuestros hijos. Para nosotros ha sido una escapada perfecta!

Hasta la próxima entrada!